jueves, 20 de septiembre de 2007

DEL PAN ZANAHORIA AL PLAN CONEJO

Muchos han sido los comentarios de uno y otro lado con relación al denominado “Plan Zanahoria” Como es de conocimiento público, este plan fue elaborado, aunque algunos dicen plagiado de algún municipio limeño, para combatir la delincuencia y los crímenes que se han incrementado terriblemente en nuestra ciudad; y por otro lado, para evitar los accidentes de tránsito con fatales consecuencias, tal como se han reportado en estos últimos meses; asimismo, establecer horario y control a los centros de expendio y comerciliazación de bebidas alcohólicas e espiritosas y poner coto a la polución de ebrios noctámbulos que deambulan la ciudad en las madrugadas, buscando apagar la resaca y el volcán encendido. Todo está bien, aunque algunos comerciantes se oponen, no tanto al espíritu del plan, sino a la forma como se viene aplicando la ordenanza; han puesto gritos al cielo, haciendo aspavientos, incluso yendo más allá de los límites de la tolerancia. Según ellos, los que no están de acuerdo con la medida de la corporación edil, este plan tiene algunas limitaciones e imperfecciones que debe ser tomada en cuenta por la autoridad competente. ¿Cuáles son estas objeciones? No quisiéramos mencionar los demás argumentos, sólo el más importante, esto es, se argumenta que se debió, antes de nada, sectorizar la ciudad, esto es, seleccionar cuáles son las zonas donde verdaderamente se pude hacer turismo receptivo, donde el foráneo deguste la exquisitez de nuestro arte culinario, admire la belleza y las bondades de nuestra ciudad, de nuestro folclor en sus distintas expresiones, nuestras costumbres y tradiciones, y por qué no, el calor de su gente. Esto se hace en todo el mundo, obviamente donde se explota este recurso denominado industria sin chimenea, es decir, el turismo. La autoridad está, justamente, para promover estas de actividades, apoyar al empresario que apuesta en este tipo de inversión que a la larga o la corta todos se benefician. ¿Por qué por ejemplo, no se declara zona intangible de acceso vehicular al jiron. Próspero y todo el serpentear de la zona del malecón Tarapacá, haciendo de este un verdadero boulevar, donde el turista puede ser atendido las 24 horas al día? Y así se podría ir identificando otros lugares, por su puesto no residenciales, para desarrollar el turismo en la ciudad. Lo mismo pueden hacer las autoridades distritales. Lo que pasa que muchos de estos, no conocen sino sólo hasta la punta de sus narices, y más grave aún todavía, ponen en las Oficinas de Turismo a gente que no ha sido capacitada para estos menesteres. Hay mucha improvisación y eso se traduce en la huachafería, en la proliferación de escandalosos centros nocturnos con nombres sugestivos, que no tienen nada de turísticos, pues más se parecen a mazmorras y antros de perdición donde cobijan a tiros y troyanos, a gente de mal vivir y de dudosa procedencia, haciendo de la ciudad un Sodoma y Gomorra. Es ahí donde la autoridad debe poner mano dura para combatir la delincuencia. Por eso, muchos opinan que hay que sectorizar los lugares de diversión y de atención al turista y no emitir una Ordenanza Municipal indiscriminada.
Pero pensamos que el Plan no debe acabar ahí, debe complementarse, esto es, el burgomaestre y sus eruditos del escritorio, deben realizar un plan paralelo a éste, que bien podría denominarse, “Plan Conejo”. ¿Y por qué no “Plan Majaz”? es cuestión de gustos. Pero dejemos así, Plan Conejo. ¿Saben por que? Estos leporinos, como bien sabemos, viven en covachas, raposas y madrigueras; todo parece indicar que nuestra ciudad está poblada por estos lagomorfos, pues hay huecos por doquier, por todos lados nuestra calles están con zanjas y tremendos hoyos que más parece la ciudad de los conejos. Jamás visto tantos huecos ni siquiera en el reino de los lémores y suricatos que tanto promocionan los canales de cable, Animal Planet y la National Geografic. Y lo peor de todo es que los trabajadores ediles o las empresas encargadas de resanar las calles de la ciudad, o quien quiera que fuera, en vez de hacer un trabajo técnico y de mucha duración, lo que hacen es sólo tapar los huecos de cualquier manera, en forma grosera y simplista. No vaya a ser que se han vuelto expertos en tapar huecos. Sin embargo, debemos decirles que ni siquiera eso saber hacer bien, son torpes, pues, la refacción de sus forados no duran mucho tiempo, colapsan rápido, toda vez que no se emplean el material apropiado, o quién sabe, solamente lo hacen para hacer pasar como si hubieran parchado la cuadra entera. Creo que ahí hay gato encerrado. Para muestra, basta un botón, reza el dicho. Quién no ha visto el resane que vienen haciendo a la avenida de La Marina, que fue una de las mejores obras de ingeniería en el siglo pasado en lo respecta a asfaltado; los obreros van regando el asfalto y ni siquiera concluyen la cuadra, ya empieza a hundirse y resquebrajarse, parecen que han puesto una masa de pan, pero para hacer bizcocho. Y la pregunta de cajón es: ¿Dónde están los supervisores de la municipalidad para dar la conformidad de la obra? ¿O es que necesitamos de otro supervisor para supervisar al supervisor (esto ya parece un trabalenguas). Otro, hay un hueco en la esquina de la calle Távara con Condamine, que es la enésima vez que lo han parchado, pero parece que ponen un mortero tan malo que el conejo que vive ahí rápido le perfora; y peor aún, vaya usted a ver el material que han puesto, da la impresión que han huicapeado, como dicen en nuestra jerga loretana, una masa amorfa que está desmoronándose; y otra vez la pregunta del millón. Así encontramos muchísimos huecos por la ciudad que, por su puesto se constituyen un peligro para todos los humanos que viven en este valle de roedores. Pensamos que este plan, si bien es cierto, no será la panacea de los males que aquejan nuestras calles, pero por lo menos disminuirían los huecos. ¡Vamos! Tienen que aprobar esta ordenanza que todos se los agradeceremos. AMEN


FELIPE SANCHEZ RAMIREZ
Reg. Gremial Nº 8316 ANP
Iquitos agosto de 2007

No hay comentarios: