sábado, 27 de octubre de 2007

CONTINUA EL FESTIN DE LA CORRUPCION… ¿QUÉ HACER?
Algo inaudito está pasando en los estamentos de la administración pública, como que nuestros funcionarios públicos han perdido la credibilidad, aún siendo muchos de ellos inminentes profesionales, de incuestionable formación académica, ostentando grados y títulos rimbombantes como de ser PHDs, Doctores, Magísteres, diplomados en una u otra mención y no sé qué otros títulos de logros académicos. Claro, y para ser funcionario público requisito sine quam es tener estos cartones académicos, esto es, que garanticen la capacidad de gestión y los conocimientos en las grandes tomas de decisiones. Sin embargo, la experiencia y los últimos acontecimientos escandalosos nos están demostrando lo contrario, pues la corrupción en los que se encuentran inmersos muchos altos funcionarios públicos, de probada capacidad académica, nos dice todo lo contrario, esto es, no siempre el que se supone que sabe más es el mejor; o dicho en otros términos, no siempre lo que aparenta es el verdadero ser; puede existir una distorsión de la realidad o una sombra maquillada que parece ser real, pero no es la verdad. A este vacío lo llamamos carencia moral, y es lo que muchas personas sufren en la actualidad. Se parecen a almas sin espíritu, esto es vivientes sin principios transcendentales; o lo que es lo mismo, personajes de cuello y corbata pero desnudos moralmente. El problema es que nos hemos enajenado tanto que los que andan desnudos moralmente, como muchos de los que los observan, han perdido la vergüenza, pues no existe pudor, ni en uno ni en otro. Parece una cosa normal, que nadie se incomoda. Es más, muchos son admirados porque son hábiles para hacer la maldad, como dicen por ahí: “Ese sí sabe robar”. ¡Qué desfachatez! Pero felizmente hay algunos “raros” todavía que quedan y que están en vía de extinción; que están al acecho de estos avivatos y son capaces de denunciar y no quedarse en la complicidad del silencio. En este sentido, la prensa, aunque incómodos para algunos, viene cumpliendo un rol importante, que gracias a valientes periodistas de investigación, nos enterados de los malos manejos en los sectores gubernamentales. Claro, las autoridades políticas ya sea a través de sus voceros o de los mismos titulares de pliego, salen a tratar de poner el parche, pero en el chupo ya reventado; como para redimir la mala conducta funcional, anuncian que se convocará a la PENUD, para hacer tal o cual proceso de adquisición; en vez de justificar el error, con esto no sólo están admitiendo que nuestros funcionarios son incapaces, además están diciendo, implícitamente, que nuestros funcionarios no tienen la suficiente capacidad moral para hacerlo, esto es, no son probos. Ahora entendemos por qué dicen en el ámbito internacional que el Perú es uno de los países más corruptos de esta parte del hemisferio. Tan grave está la cosa que ni el último censo realizado se escapa de actos de pillaje y de corrupción. Lo más risible es que uno de estos jefes del INEI, ante la evidencia de expropiarse ilícitamente el refrigerio asignado para los “censantes” (que son más de 12 mil soles) manifiesta en su flaca y cantinflesca defensa que “sufre de lagunas mentales” y no recuerda dónde puso el dinero. ¿Dónde pues nos encontramos? A este nivel tendríamos que convocar a otros seres interplanetarios, si es que existieran, para que vengan a garantizar la transparencia de un concurso público y del manejos de los recursos del estado. Algunos filósofos de la pedagogía manifiestan que la crisis moral por el que estamos atravesando se debe principalmente a la crisis de nuestro sistema educativo, toda vez que, por practicar dizque una educación pragmática, a sugerencia de algunos pedagogos que fungen de intelectualoides, nos hemos olvidado de formar valores en los alumnos como se hacía hasta hace poco en los colegios a través del curso de Educación Cívica. Este curso u otro parecido, nunca se hubiera quitado del currículo académico del educando, porque la escuela y la universidad no sólo deben preparar en conocimientos intelectuales, sino que deben ser promotoras de valores morales en el marco de los principios éticos, generando una auténtica deontología profesional en el egresado; sólo de esta manera tendremos como resultado profesionales con profunda convicción moral, personas altruistas, capaces de ser solidarios con los demás y no solitarios, como son ahora, que sólo piensan para sí, enriqueciéndose de la noche a la mañana con los fondos del erario público. Enfocado así, si los funcionarios públicos fueran honestos, los de la Contraloría se quedarían sin trabajo. Pero como las denuncias están al orden del día, el trabajo de éste ente de control aumentó, a tal punto que están requiriendo que en el Presupuesto de la República del año 2008 se incremente el presupuesto institucional para contratar más contralores, a fin de intensificar su labor fiscalizadora a nivel nacional, sobre todo en los gobiernos regionales y gobiernos locales. ¡Cuánto de dinero ahorraría el Estado si es que no existiera la lacra de la corrupción! Por eso, pensamos que quienes cometan actos ilícitos contra el estado deben ser tipificados como crimines de lesa humanidad, toda vez que, se están enriqueciendo con la sangre de mucha gente que vive en condiciones infrahumanas y que día a día sobreviven en este valle de lágrimas, llevando encima el dolor de la extrema pobreza, muriéndose en el olvido y en silencio ante la impotencia de ser escuchados. AMEN.
FELIPE SANCHEZ RAMIREZ
Reg. Gremial Nº 8316 ANP
Iquitos 24 de octubre de 2007

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